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  • Dr. Jorge E Rodríguez Sierra.

El amor de Dios


Autor: Dr. Jorge E. Rodriguez Sierra

Introducción

En los años setenta se hizo muy famosa la frase amor es, la cual quedaba incompleta para que cada persona pudiera terminar la frase con lo que cada persona pensaba lo que era el amor. Así que el amor perdió su esencia ya que terminó siendo un término con miles y miles de definiciones. Esto reveló los cambios culturales que se habían iniciado en la década de los sesenta del libertinaje y la drogadicción. La cultura continuó cambiando con el paso del tiempo y el significado del amor también, lo que sigue sin cambiar es que todo hombre sin excepción está en busca del amor el cual no pueden alcanzar. ¿Entonces qué es el amor, como se puede obtener? Para encontrar estas respuestas será necesario ir a la raíz de la definición correcta del amor para poder entenderlo y así tener la oportunidad de encontrarlo.

I. El amor de Dios

a)Nicodemo. En este pasaje de la Biblia se encuentra Jesús hablando con Nicodemo, él cual era uno de los maestros y expertos en la Ley, por lo que conocía a la perfección el Antiguo Testamento. Este hombre vino a Jesús reconociendo que sus milagros mostraban que Dios estaba con él (Juan 3:2) y esto originó una plática que expuso a Nicodemo como una persona que no podía entender lo que Jesús le decía ya que era espiritual y cuando le dijo que le era necesario nacer de nuevo para poder ver a Dios, Nicodemo se quedó simplemente asustado al pensar que lo que Jesús decía era literal (Juan 3:3). Esto fue lo que llevó a Jesús a decir las palabras de la Biblia mejor conocidas por todo el mundo, que en esencia revelan lo que es el amor de Dios.

b) Amor. Hay tres tipos de amor, el amor filial que es el que se expresa en la amistad, el amor eros que es el amor pasional asociado a una pareja y el amor ágape que es el amor que da y que sacrifica. La palabra amor utilizada en este pasaje es la palabra griega ágape la cual expresa la forma más alta y noble del amor, el cual ve algo infinitamente precioso en donde manifiesta ese amor independientemente de sus características de quien lo recibe. El Apóstol Pablo nos dice que este tipo de amor es sufrido, es bondadoso, no envidia, ni se cree más que nadie, no es orgulloso, ni grosero, ni egoísta, no se enoja por cualquier cosa, no se pasa la vida recordando lo malo, no aplaude a los malvados más habla con la verdad, es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo (1 Corintios 13:4-7). No hay amor superior. Este amor perfecto es una de las características esenciales de Dios, es el mismo Apóstol Juan que en su primera carta nos dice que Dios es amor (1 Juan 4:8). Este amor es tan sublime que no hay absolutamente nada que nos pueda separar de él, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación (Romanos 8:35-39). Esa es la forma que Dios ama.

II. La manifestación del amor.

  1. Dar. La manera que Dios manifiesta su amor es dando. Este verbo implica entregar algo como un regalo, el cual suple todo lo necesario. Y la manera que Dios ama fue entregando a su único Hijo como un regalo. Dios estableció que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados (Levítico 17:11, Hebreos 9:22) y desde un principio en el Huerto del Edén cuando por primera vez entró el pecado fue necesario el sacrificio de un animal para vestir la desnudez de Adán y Eva con túnicas de pieles (Génesis 3:21) de esta forma tuvo que haber una muerte para cubrir el pecado de Adán y Eva; y Dios prometió en ese momento que su Hijo habría de morir por los pecados del hombre (Génesis 3:15). Cristo al morir en la cruz fue el sacrificio perfecto, una vez y para siempre para todo el mundo (Hebreos 10:12). Está es la forma sublime que Dios muestra su amor que no escatimo a su único Hijo para que muriera en sustitución de los hombres (Romanos 8:32).

  2. Mundo. Jesús nos dice que el amor de Dios es para todo hombre, no hay excepción, no hay diferencias, no hay nadie que no pueda tener acceso para recibir este amor perfecto (Romanos 2:11). Por ello hablando en forma general el amor de Dios es para todo el mundo (Tito 2:11).

  3. Aquel. Pero Jesús nos deja muy en claro que este amor a pesar de ser ofrecido a todo el mundo, ahora hace algo muy peculiar ya que pasa de lo general a lo singular. Este pasaje claramente dice que el amor es para que un grupo muy específico y está condicionado. La condición es que este amor solo podrá experimentarlo aquella persona que decidió creer en el Hijo Unigénito de Dios. Así como el amor de Dios es ofrecido a todo el mundo sin hacer excepciones, este amor exige que se responda a él en forma personal. Y el amor de Dios es solo para el hombre que en forma particular responde a este amor en fe en Jesús al creer en lo que Dios dice (Romanos 10:10).

III. La recompensa del amor

a)Perdidos. Aquí se contesta la razón de este amor. El amor de Dios es incomprensible para el hombre si es que no entiende y acepta la condición espiritual en la que se encuentra. En tres ocasiones diferentes Dios afirma categóricamente en su Palabra que no hay hombre alguno que sea bueno (Salmo 14, 53, Romanos 3:10-12) por esta razón todo hombre se encuentra separado de Dios (Romanos 3:23) y la consecuencia es la muerte física y espiritual que llevará al hombre a estar separado de Dios por la eternidad (Romanos 6:23). En pocas palabras el hombre está perdido y solo le espera el juicio severo y el castigo eterno que Dios dará. Jesús previamente a estas palabras le recordó a Nicodemo como Moisés levantó la serpiente en el desierto (Juan 3:14, Números 21:4-9) ya que el pueblo estaba muriendo como consecuencia de su desobediencia y todo aquel que fijaba su vista en un acto voluntario en la serpiente levantada era sanado, con ello diciendo que él sería levantado en una cruz y todo aquel que pusiera su vista y confianza en él viviría eternamente. El pecado genera muerte, pero la cruz simboliza la salvación que se encuentra en la sangre derramada por Jesús como el sacrificio perfecto por los pecados del hombre (Romanos 5:8, 1 Juan 4:9, Efesios 5:2).

b)Vida Eterna. Aquí Jesús está hablando de una vida que no tiene límite, que nada ni nadie la puede cortar o terminar y se extiende para siempre. La expresión extraordinaria del amor de Dios es ser salvados del juicio final y del infierno recibiendo en su lugar la entrada para vivir en la misma presencia de Dios por la eternidad. Jesús lo volvió afirmar cuando dijo que el que oye su palabra y cree en Dios quien le envió tiene vida eterna, ya no está condenado y de estar muerto pasó a tener vida (Juan 5:24), que extraordinaria promesa. Nadie más en la historia de la humanidad ha hablado así, afirmando estas promesas con absoluta autoridad, por ello los judíos que oían a Jesús se maravillaban al escucharlo (Lucas 2:47, 4:32, Marcos 1:22). La vida eterna es un regalo de Dios que solo en Jesús se puede encontrar, no hay obra humana que lo pueda conseguir (Romanos 6:23, Efesios 2:8-9, Tito 3:4-5). Aquel hombre que entiende su condición de pecado que le separa de Dios y se arrepiente, al ser reconciliado ahora vive en la esperanza de la vida eterna que Dios quien no miente prometió desde antes del principio de los siglos (Tito 1:2) y vendrá a vivir junto con Dios donde todo será nuevo, no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor y estas son palabras fieles y verdaderas (Apocalipsis 21:1-7).

Conclusión. El amor de Dios es simplemente sublime cuando entendemos que a pesar de que estábamos perdidos y separados de Dios por el pecado, Dios no dudó en entregar a su único Hijo a una muerte cruel y vergonzosa para que de esta forma él pagara el castigo que nosotros merecíamos por nuestros actos con el único propósito de reconciliarnos con Dios. Este amor es para todo el mundo pero solo es efectivo para aquel que cree y confiesa con su boca que Jesús es el Señor.

Jesús no quería que Nicodemo se perdiera y hoy te dice a ti lo mismo: cree en mí para que no te pierdas y puedas tener vida eterna. Esa es la manera tan extraordinaria en que Dios te ama y me ama. La letra de un extraordinario himno capta la esencia de este pasaje al decirnos: “Que amor, que inmenso amor el de mi Salvador, la puerta se abre hoy acepta pecador la salvación de Dios”.

Hoy Dios está con sus brazos amorosos esperando a que vengas a Él reconociendo tu pecado y dispuesto a reconocerle como Señor y Salvador.

Te invito a comunicarte con tus preguntas y comentarios a: elbcomentarios@gmail.com


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